Don Hogan Charles:The New York Times

El origen de esta costumbre se remonta al mismo nacimiento de la cultura del graffiti, en el Nueva York de finales de los sesenta. En principio los niños y jóvenes escribían sus nombres en sus propios barrios, como parte de la cultura territorial de las bandas callejeras. En ese tipo de graffiti es habitual escribir señas de identidad locales, como el nombre del barrio, o el de la calle. Y en Nueva York muchas calles no tienen nombre, sino número.

El graffiti tal como lo conocemos surgió, entre otras cosas, de este graffiti territorial. Surgió precisamente cuando algunos chavales, entre ellos el famoso Taki 183, empezaron a llevar su nombre más allá de su propio barrio, a toda la ciudad. Muchos de ellos añadían a su apodo el número de su calle, por ejemplo Junior 161 o Stay High 149. Esta costumbre caló, y hasta hoy muchos escritores añaden un número a su nombre, ya no como seña territorial sino como simple opción estética.

Esta pregunta y muchas más quedarán respondidas en el seminario Entender el graffiti, diez horas de clase teórica. El mes que viene en Madrid.

La imagen muestra la fotografía completa (originalmente apareció solo un fragmento) que ilustraba el histórico artículo sobre Taki 183 en el New York Times que provocó la explosión del grafifti en 1971. Aquí, un artículo más reciente sobre el pionero, también en el New York Times.