Desde hace unos años es cada vez más normal encontrarse con firmas tan enormes como las de la imagen de arriba. Obviamente, no están hechas con un aerosol normal. ¿Qué herramientas usan para llevar la firma a la escala monumental?
La herramienta más usada es el extintor. Se trata de extintores industriales normales, manipulados para extraer su contenido y volver a llenarlos, esta vez con pintura. Para recuperar el nivel necesario de presión se usa una bomba mecánica, o incluso una de mano.
Cuando en los setenta los pioneros del graffiti comenzaron a dar un uso artístico al aerosol, una herramienta en principio industrial, los primeros resultados eran bastante crudos. Lo mismo está ocurriendo con el extintor. Poco a poco, a través de la experimentación, los escritores de graffiti están aprendiendo a dominar las variables de la técnica (espesor de la pintura, nivel de presión, distancia entre la herramienta y la superficie a pintar), de manera que ya no es raro ver firmas ejecutadas con bastante precisión.
En este breve documental de la cadena de televisión franco-alemana Arte, el conocido artista y fotógrafo berlinés Just muestra el modo de trucar un extintor para pintar con él.
Existen también multitud de modelos de fumigador, concebidos a menudo para jardinería, que se usan para escribir. Los resultados son parecidos, aunque en una escala menor. Se trata de artilugios más ligeros, en los que la presión se introduce con mecanismos manuales.
Las empresas que fabrican aerosoles para el graffiti no han querido quedarse del todo atrás en esta evolución. Uno de los últimos modelos diseñados para este mercado imita en cierta medida los nuevos “super aerosoles”: produce líneas muy anchas (según la publicidad, entre 15 y 60 cm) y permite proyectar la pintura a cierta distancia, de modo que hace accesibles las partes altas de las paredes. Todo esto, sumado a la definición de trazo y capacidad de control que se espera de un aerosol especializado.
Pero el avance más sorprendente ha surgido en Sudamérica. Se trata del llamado Sembrador del terror, diseñado por el grupo peruano Fumakaka. Construido con materiales industriales comunes y baratos, el Sembrador proporciona un alcance similar al de un extintor, pero es mucho más manejable. Este completo manual (PDF) permite a cualquiera construir su propio artilugio. El vídeo de más abajo muestra a Fumakaka usando el sembrador en las calles de Bogotá.
Estas preguntas y muchas otras quedarán respondidas en el seminario del próximo fin de semana, Entender el graffiti. Diez horas de clase teórica para estudiar el graffiti, su funcionamiento y su historia.
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