Del arte urbano a los murales, ¿qué hemos perdido?
Cada vez es más habitual leer declaraciones de artistas y gestores culturales que expresan su descontento con la evolución del arte urbano. Se echan de menos las obras de escala humana que hablan al espectador de tú a tú, que sacan partido a su contexto, que juegan con la sorpresa y la intimidad, que cambian con el tiempo, y que se desperdigan por la ciudad incitando al espectador a explorar su entorno. En contraste, los grandes murales que han ocupado su lugar resultan monolíticos, unidimensionales y predecibles.