El holandés Delta, también conocido como Boris Tellegen, es uno de los personajes centrales en la historia del graffiti europeo. Su carrera arrancó en los primeros ochenta, como uno de los pioneros del graffiti en la tradición neoyorquina en un Amsterdam dominado entonces por el graffiti punk. Su aparición en Spraycan art, un libro enormemente apreciado en su época, le posicionó en lo más alto de la escena.

Al final de la década Delta abandonó el graffiti y se centró en sus estudios de diseño industrial. Tuve la suerte de conocerle en 1991, poco antes de que abandonara su retiro y se convirtiera de nuevo en una presencia influyente. Fue uno de los líderes de la época dorada del metro de Ámsterdam, los años en que las presiones ecologistas impedían que se limpiaran los vagones, una situación que se prolongó hasta que la compañía acondicionó un sistema de recogida segura de los químicos empleados en la limpieza.

Pero su papel más importante tuvo lugar poco después, cuando concibió las bases de lo que, con el tiempo, se dio en llamar estilo 3D. Aunque el famoso Daim es quien refinó y popularizó este estilo, cualquier conocedor de la historia sabe que el trabajo del alemán se basa directamente en los hallazgos de Delta.

En los últimos años, Delta se ha prodigado muy poco en el graffiti. Hoy trabaja sobre todo como Boris Tellegen, uno de los más respetados y cotizados artistas de galería con raíces en el graffiti. Por eso nos sorprende y nos llena de alegría ver la serie de obras sobre vagones de mercancías que Ekosystem publicó el otro día. Piezas construidas en su mayoría con los códigos del estilo 3D, pero acabadas de forma simple y basta. Una suerte de híbrido entre las sofisticaciones visuales del estilo 3D y la alegría orgánica del anti-style. Dos estilos radicalmente antagónicos conjugados con total naturalidad, y con resultados más que sólidos. Gracias a artistas como Delta, esto sigue avanzando.

938484938479938482938477