Desde hace varios años vengo siguiendo los potentes proyectos de arte en el espacio público del valenciano Fernando Abellanas, conocido por su trabajo como diseñador de muebles bajo la marca Lebrel. Siguiéndolos en la medida de lo posible, porque solo algunos fragmentos de documentación de sus obras llegan a circular, y cuando lo hacen es de forma anónima.
Pero esto ha cambiado hace poco: la primavera pasada Abellanas produjo una intervención que sí ha firmado con su nombre, y que recientemente ha corrido como la pólvora entre los medios internacionales especializados en diseño y arquitectura.
Se trata de un estudio de trabajo habilitado en el espacio muerto debajo de un puente. Como siempre en el caso de Abellanas, el proyecto es una virtuosa muestra de diseño y construcción artesanal, tan sorprendente como sencilla y eficaz.
El trabajo del valenciano se inscribe en la tradición de arte urbano que surgió hace quince años en Suecia con Akay y Adam, y que ha seguido avanzando en manos del dúo aleman Wermke Leinkauf. Una tradición relativamente poco conocida, pero sin duda la más valiosa que ha dado la presente generación de arte urbano. Como en el caso de estos artistas, el trabajo de Abellanas tiene sus raíces firmemente asentadas en su dilatada experiencia como escritor de graffiti.
Este último proyecto nos remite en concreto a los rompedores refugios construidos por Adam junto al danés E. B. Itso. Pero con el particular e inconfundible sello de Abellanas.
Más información sobre el trabajo de Abellanas en esta entrevista.
Este vídeo producido en colaboración con el artista retrata el proyecto:
Fotografías de José Manuel Pedrajas.
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