Una buena amiga, muy introducida en el circuito de los festivales de arte urbano, lleva un tiempo expresando su temor de que el hueco abierto por los murales sea ocupado por la publicidad. Hoy leemos un artículo en Bushwickdaily que confirma sus miedos.
En el barrio neoyorquino de Bushwick, el grupo de trabajo Bushwick Collective lleva varios años mediando entre artistas y dueños de edificios para la producción de murales. Una labor que, a ojos de muchos (como comentábamos hace poco), no ha hecho sino acelerar el proceso de gentrificación de la zona. Ahora, los murales se convierten en anuncios. Sirva esta pequeña muestra para entender todo el mecanismo:
La semana pasada, Frank Mattarella recibió una interesante llamada telefónica. Jason Medrano, de la empresa Seen Outdoor Media, le estaba ofreciendo 24.000 dólares anuales por el alquiler de una de las fachadas de su edificio en el número 14 de la avenida Wyckoff. Frank Mattarella nació en Bushwick, su familia ha sido propietaria del edificio durante décadas
[…].Frank recuerda haber dicho al representante de Seen Media: “pero sabéis que en esa fachada hay un mural del Bushwick Collective.” A lo que responderon simplemente: “sí, pero ellos no pagan. Nosotros pagamos.”
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