Arte urbano, de los sesenta a los ochenta

La historia oculta del arte urbano

El arte urbano del presente siglo se ha vivido con el entusiasmo de un fenómeno nuevo. Siempre se ha sabido que hubo arte urbano en los 80, pero el interés por esa década no ha ido mucho más allá de recordar a Haring y Basquiat o resucitar figuras puntuales como Blek le Rat o John Fekner.

La herencia de los 80 es, sin embargo, mucho más rica. Hubo escenas boyantes en varias ciudades, atención mediática, exposiciones sonadas y alguna subasta. Una agitación que desapareció de golpe con el fin de la década, dejando solo un puñado de libros de escasa circulación.

Pero la verdadera sorpresa aparece estudiando las décadas anteriores, cuando la idea de “arte urbano” aún no existía. Los experimentos desarrollados en los 60 y 70 resultan enormemente contemporáneos, y proporcionan una perspectiva imprescindible para entender el arte urbano del siglo XXI.

Experimentos premonitorios

El caso más impactante es el de Daniel Buren. Sus rotundas pegadas de carteles de finales de los 60 podrían perfectamente haber sucedido varias décadas después, y son de hecho equivalentes a las de Shepard Fairey en casi todos los sentidos. Burén dejó además resueltos en sus textos dilemas tan básicos para el arte urbano como la importancia del contexto o las limitaciones de la fotografía como medio de registro.

Otro antecedente de Fairey, tan claro como difícil de creer, está en el polaco Jerzy Treliński, que a principios de los 70 desarrolló una campaña de plantillas, pegatinas y carteles con su apellido como marca personal. Al igual que Buren, Treliński trabaja con las mismas ideas que Fairey usó para explicar su campaña: la obra como significante vacío que, por estar vacío, activa lo que tiene alrededor.

Capítulos olvidados

Entre los capítulos olvidados de los 70 están las pegatinas y carteles con los que Jenny Holzer y Barbara Kruger arrancaron sus carreras. Un trabajo poco documentado y apenas mencionado en sus biografías, pero que prefiguró estéticas y recursos característicos del arte urbano de décadas posteriores.

También el “wheatpaste” lírico de figuras humanas, vinculado con estrellas del siglo XXI como Swoon, fue explorado a fondo en los 70, en el trabajo del francés Ernest Pignon-Ernest. Y la idea del retrato anónimo a escala monumental, uno de los tópicos del arte urbano actual, daba fama al bosnio Braco Dimitrijević en fechas parecidas.

¿Arte urbano o arte contemporáneo?

Los experimentos de arte urbano de los 60 y 70 sucedieron en el contexto del arte contemporáneo. Se trató de experiencias aisladas, y no surgió un entorno común o una terminología que los vinculara. Artistas como Harald Naegeli o Gérard Zlotykamien, que han trabajado en la calle durante décadas, han sido siempre percibidos como casos excepcionales.

El mundo del arte contemporáneo ha prestado poca atención a esta herencia. De todo el trabajo furtivo producido en esas décadas, solo el de figuras como Gordon Matta-Clark o Charles Simonds ha sido estudiado a fondo. Los gruesos libros monográficos sobre artistas como Haring se centran en la obra de colección, y relegan su trabajo de calle a unas pocas páginas, si no lo ignoran.

Relevancia ignorada

¿Por qué esa ausencia de interés? Sencillamente, porque no se creó un mercado. Solo en los 80 hubo un intento a este respecto, que se truncó pronto con el estallido de la burbuja del arte contemporáneo que cerró la década.

Los artistas que llegaron a establecerse se centraron en seguida en su trabajo de estudio, y los historiadores han podido ignorar sus experimentos iniciales con facilidad. Solo entrado el siglo XXI se han comenzado a trazar los vínculos entre los diferentes experimentos de los 60, 70 y 80.

La relevancia de esas décadas es sin embargo enorme, tanto en términos artísticos como sociales. Una buena muestra de la envergadura y calado de las escenas de los 80 está en el caso de Alex Vallauri, el gran pionero del arte urbano brasileño. Aunque su figura es aún prácticamente desconocida fuera de Brasil, el impacto de su trabajo fue tan grande que el día de su muerte en 1987 se declaró oficialmente “día nacional del arte urbano”.

Una perspectiva poco común

Las décadas históricas del arte urbano han sido siempre un misterio. Figuras tan relevantes como Buren, Simonds, Hambleton, Pignon-Ernest o Vallauri eran desconocidos para la escena hasta que el profesor Javier Abarca los presentó en Urbanario Artículos entre 2008 y 2009. Artistas como Treliński o Dimitrijević están aún por descubrir.

En 2010 apareció Trespass, el único libro sobre el tema hasta la fecha. Y, en años posteriores, documentales acerca de figuras como Hambleton o Naegeli han comenzado a llenar vacíos. Pero la historia del arte urbano está aún por escribir. Esta video-clase ofrece la oportunidad excepcional de sumergirse en unas décadas tan desconocidas como reveladoras.