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Cichocki, Grosse y las cualidades del aerosol

Javier Abarca, 9 de enero de 2009

Entre las cualidades únicas del aerosol como herramienta de pintura está la ausencia de fricción con el soporte, que permite una flexibilidad difícil de igualar a la hora de improvisar sobre los cambiantes soportes de la calle. Esta cualidad ha sido explotada de formas reveladoras por dos artistas contemporáneos, el norteamericano Cristopher Cichocki y la alemana Katharina Grosse.

Cristopher Cichocki (1979) es un artista norteamericano afincado en California. Su ecléctica obra incluye desde vídeos a pinturas al óleo, pero la parte de su producción sobre la que quiero llamar la atención consiste en actuaciones en el espacio público ejecutadas por su propia iniciativa, que responden al contexto en el que suceden y que juegan con alguna particularidad del mismo.

Estas intervenciones de Cichocki asumen su transitoriedad y lo necesario de su vínculo con el contexto que las alberga, y se manifiestan en forma de fotografías. Se trata de la táctica que Andy Goldsworthy (1956) –uno de los artistas contemporáneos más habitualmente citados como referencia en la escena del arte urbano– asumió desde el principio de su carrera, tras enfrentarse al mismo problema. En ambos casos –salvando las distancias– las imágenes resultantes están llenas de fuerza lírica, gran parte de la cual emana del modo en que retratan la belleza del contexto y la volatilidad de la intervención.

Cichocky

Christopher Cichocki: Origin, 2006. C-print, dimensiones variables.

Mike-Porcenaluk

Imagen de Mike Porcenaluk publicada bajo esta licencia.

El aerosol tiene una importante cualidad que lo distingue de casi todos los demás instrumentos de aplicación de pintura: la ausencia de contacto entre la herramienta y el soporte. Esta cualidad es utilizada por los escritores de graffiti para ignorar la irregularidad de los soportes sobre los que trabajan, y para ubicar sus piezas encima de objetos diferentes y contiguos como si se tratara de una única superficie. Así, por ejemplo, una determinada pieza de graffiti puede ocupar simultáneamente parte de una pared, de una puerta y de una ventana sin que el salto entre soportes suponga estorbo alguno en la ejecución de la obra ni en su percepción como unidad.

Land spore (2008) o Miracle grow (2005) utilizan esta cualidad. Los resultados se pueden considerar esculturas, aunque no están lejos de ser readymades en los que la acción del artista –según el esquema del readymade, la simple voluntad de designación de un objeto como obra artística– toma la forma de un cambio cromático. La ausencia de contacto físico entre artista y objeto, posibilitada por el uso del aerosol, vincula la efectiva acción pictórica con la inacción conceptual del readymade.

En Origin o Drift, ambas de 2006, el artista aplica la pintura sobre masas de agua, cuya superficies no sólidas son impracticables para las herramientas tradicionales de la pintura, pero no para el aerosol. Las reveladoras imágenes resultantes remiten a la idea del cosmos dentro del cosmos, en ellas se hace difícil distinguir el charco de la galaxia.

Esta explotación del aerosol está emparentada con el imprescindible trabajo de la alemana Katharina Grosse (1961), que nos resulta interesante por su recreación de uno de los músculos formales más importantes del graffiti, la citada capacidad de saltar libremente entre superficies diferentes y contiguas. En sus obras más características Grosse utiliza pistolas de pintura –que no son sino versiones motorizadas y de escala industrial de los humildes aerosoles– para aplicar abigarradas composiciones cromáticas que se extienden alegremente sobre montañas de tierra y otros objetos instalados a tal efecto y sobre suelos, paredes y techos.

Obras exteriores como This is not dogshit (2007) remiten al graffiti de forma aún más directa. Tanto en interior como en exterior, las piezas de Grosse poseen una fuerza mastodóntica y transmiten una sensación de libertad casi histérica que pocas propuestas artísticas pueden reivindicar.

Grosse

Katharina Grosse: This is not dogshit, 2007. Acrílico sobre pared, metal y ladrillo. Franchise Foundation, Leeuwarden.