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Breve introducción al graffiti

Javier Abarca, 1 de julio de 2012

Aunque el término castellano grafiti se refiere a cualquier inscripción informal en las paredes, existe una cultura muy definida y compleja que se conoce en todo el mundo como graffiti. Se trata de un juego inventado en Nueva York en los primeros setenta y extendido internacionalmente a partir de los ochenta. En el graffiti cada participante (o escritor) compite por escribir su apodo más veces, más lejos, y en lugares más visibles que el resto.

El impulso de escribir en la pared existe en los humanos desde siempre. Un contenido habitual es el nombre del autor, a menudo escrito para dejar testimonio del paso por un lugar remoto o de valor simbólico. A finales de los sesenta los niños y adolescentes de Filadelfia y Nueva York llevaron esa costumbre al extremo ayudados por la aparición del aerosol y el rotulador permanente, influidos por las pintadas políticas y por las marcas territoriales de las bandas callejeras, y movidos por la alienación urbana, en particular por la proliferación de mensajes publicitarios.

En 1971 miles de niños de Nueva York competían por hacer aparecer su nombre más veces que el del resto. La ciudad, al borde de la bancarrota, no pudo controlar la situación. Esto llevó a la saturación de las superficies, que creó la necesidad de hacer destacar los nombres estilizándolos, y aumentando su escala: las sencillas y pequeñas firmas se convirtieron en complejas caligrafías y enormes rótulos multicolor. Los vagones del metro, que multiplican la visibilidad del nombre al pasearlo por la ciudad, se convirtieron en el soporte favorito.

Dentro de la cultura del graffiti el mérito de cada escritor se mide por la cantidad de veces que su apodo aparece en el espacio público, por lo visible y arriesgado de los lugares en que este aparece, y por su estilo. El estilo no es solo la habilidad manual, es sobre todo la capacidad de reproducir fielmente las tradiciones gráficas y los formatos establecidos. Tener muy buen estilo significa conocer bien estas convenciones y ser a la vez capaz de interpretarlas de forma personal.

La propagación del apodo debe, además, llevarse a cabo usando un conjunto muy determinado de herramientas y siguiendo unos principios metodológicos muy definidos. El público general, que desconoce los códigos de la cultura, no puede apreciar los logros de un escritor, y por tanto no es tenido en cuenta como audiencia por los escritores de graffiti.

En los ochenta los medios de comunicación vincularon el graffiti con otras culturas neoyorquinas dando lugar al hip-hop, que se exportó internacionalmente a través de películas y documentales. Estos fueron, junto al documental Style wars y el libro Subway art, las principales vías que permitieron que el graffiti se conociera fuera de Nueva York.

La cultura fue adoptada en todo el mundo de forma literal: sus estrechas reglas en cuanto a materiales, lenguaje formal, metodología y valores, que quedaron definidas en la primera mitad de la década de 1970, siguen rigiendo los comportamientos de la mayoría de sus practicantes. Solo la aparición de los medios especializados (primero revistas y libros, y después internet) y del mercado especializado (aerosoles, rotuladores y otros productos) han causado cambios notables en el juego del graffiti.

La práctica del graffiti consiste en una constante exploración creativa de toda la ciudad, de sus estructuras, sus rendijas y sus segmentos ignorados. En la experiencia del escritor de graffiti esto es tan importante como la creación gráfica. Para una buena parte de escritores es, de hecho, mucho más importante. Actividades como la exploración urbana o el parkour son en realidad más cercanas al graffiti que la pintura sobre lienzo, o incluso que el muralismo tradicional.

El graffiti fue inventado por niños y adolescentes de barrios obreros, pero hoy sus practicantes son adolescentes, jóvenes y adultos de cualquier extracción, ajenos casi siempre al arte oficial.

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Firma o tag, el primer formato básico del graffiti. Fotografía de Steve Rotman publicada bajo esta licencia.

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Pota o throw-up del escritor danés Tomcat. La pota es el segundo formato básico del graffiti. Fotografía de stilfizk publicada bajo esta licencia.

Pieza del escritor británico Petro. La pieza es el tercer formato básico del graffiti. Fotografía de Unity publicada bajo esta licencia.

Pieza del escritor británico Petro. La pieza es el tercer formato básico del graffiti. Fotografía de Unity publicada bajo esta licencia.