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Algunas obras de Santiago Sierra

Javier Abarca, 23 de julio de 2009

Entre las más sencillas e interesantes obras del madrileño Santiago Sierra (1966) encontramos algunas que entran dentro del espectro que estudiamos aquí: son ejecutadas en el espacio público de forma independiente, sin permiso ni control, y el producto resultante, cuando existe, es abandonado a su suerte.

Para esta pieza de 1994 se vertieron en una calzada de Madrid cincuenta kilos de yeso, que los coches se encargaron de extender en forma de mancha blanca sobre el negro del asfalto, según sus recorridos. Como explica el texto que acompaña la obra, la entonces enorme actividad del sector de la construcción en esta ciudad hacía que no resultara extraña “la presencia de manchas de arena o de yeso en las calles, procedentes de algún camión o de alguna salida de obras”.

La acción Elevación de los parabrisas de los automóviles encontrados durante un paseo de una hora (2001) se llevó a cabo en Dublín durante un partido de rugby entre Irlanda e Inglaterra. Al salir a la calle una vez acabado el partido, y con las emociones a flor de piel, los dublineses se encontrarían ese paisaje de filas de limpiaparabrisas erizados.

En la intervención Puente peatonal obstruido con cinta de embalaje (México DF, 1996), Sierra cortó el acceso a un puente sobre una autovía de la ciudad. La instalación se llevó a cabo a plena luz del día, y los transeúntes, lejos de molestarse, simplemente avanzaban hasta el siguiente cruce. La documentación es parca pero transmite la violenta energía de la obra, en su concepto y en su resolución formal.

También entre la producción desarrollada por Sierra en México antes de su ascensión al estrellato del arte se encuentra la acción Obstrucción de una vía con un contenedor de carga (México DF, 1998), por la cual provocó un atasco en una gran autovía haciendo aparcar perpendicularmente un enorme trailer durante cinco minutos. En la línea de su paródica adopción del lenguaje minimalista, el artista se refiere a la pieza como la “instalación de un prisma blanco en perpendicular a la vía.” En este tipo de obras de Sierra el autoreferencialismo extremo hasta la náusea de la forma minimalista se sustituye por una salida salvaje a la jungla semántica del contexto social.

En un tono parecido está la pieza ejecutada en el puerto de Frihamnen, cerca del centro de Estocolmo. En la acción Persona obstruyendo una línea de containers (2009) un individuo se planta frente a un convoy de camiones de transporte de mercancías, una clara referencia a la histórica foto de las revueltas de Tiananmen. El individuo soporta estoicamente los constantes pitidos de los camiones y sólo se mueve lo necesario para impedir el paso del primer trailer, que trata varias veces de sortearle. La acción, extremadamente sencilla, logra construir una tensión que acaba siendo dificil de soportar para el espectador.

4.000 carteles negros (2008) hace uso de una de las técnicas más extendidas en la escena del arte urbano, el cartel. En este caso, el cartel de pequeño formato, el que suelen usar los promotores musicales y culturales minoritarios y que se instala casi siempre de manera ilegal, acumulándose en determinados lugares hasta formar gruesas capas. La pieza, para la que se pegaron cuatro mil carteles negros en las áreas londinenses de Shoreditch y Bricklane, parece surgir como conclusión de otra, ejecutada poco antes en el marco de Madrid Abierto, para la que se imprimieron e instalaron carteles que reproducían su Bandera negra de la República Española.